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¿La FIFA se apropió del invento del VAR? El español que registró la patente e inició un juicio millonario

El 14 de septiembre de 1999, López Romera inscribió su idea con el nombre “El Fútbol del Siglo XXI (Tecnología de futuro para los equipos arbitrales)”.

FIFA VAR juicio millonario

La FIFA habría plagiado el sistema del VAR de un particular que lo registró en 1999 y que incluso hizo una demostración pública del sistema ante los medios y mantuvo diálogos con el ex jefe de los árbitros de la FIFA, José María García Aranda, para su implementación, aunque el ex funcionario español ya no volvió a responderle desde 2007. Un año antes, en la final del Mundial 2006 entre Italia y Francia, el árbitro argentino Horacio Elizondo expulsó a Zinedine Zidane por un recordado cabezazo a Marco Materazzi aunque con el tiempo y en distintas entrevistas recordó que no pudo observar la falta y que fue gracias al cuarto árbitro, el español Luis Medina Cantalejo –que detectó la acción en un monitor cuando esto no era permitido reglamentariamente-, que pudo tomar la decisión.

Este es uno de los hechos clave que cita Francisco López Romera, promotor de viviendas español pero siempre interesado por el fútbol aunque “sin fines de lucro”, que fue notando que en cada fin de semana “había cuarenta problemas” por fallos polémicos y fue tomando contacto con distintos directores técnicos en la década de los Noventa, como Radomir Antic, Vanderlei Luxeeburgo o Luis Aragonés. “Pensé ‘¿por qué no los árbitros’? y creé un producto nuevo fabricado en Suiza con tecnología analógica, aunque al principio chocaba con una barrera arquitectónica (como estadios con paredes de hormigón) que daba grandes dificultades para poder escuchar al otro entre miles de personas y mucho ruido para marcar un error”, le cuenta a Infobae.

El 14 de septiembre de 1999, López Romera inscribió su idea en el Registro de Propiedad Intelectual Científico con el número 1999-28-18313 y con el nombre “El Fútbol del Siglo XXI (Tecnología de futuro para los equipos arbitrales)”. Al poco tiempo se presentó ante los medios de comunicación como “Sistema de Comunicaciones y Video Arbitraje”.

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“Todo nació de aquel gol que no fue que le cobraron a Inglaterra en la final contra Alemania en 1966, cuando en el alargue, tras el 2-2 en los noventa minutos, Geoffrey Hurst, de media vuelta, hizo que la pelota se estrellara en el travesaño y picara en la línea y el defensor Weber llegó a la carrera para cabecear al córner. Los locales gritaron el gol, finalmente cobrado por el suizo Geoff Dienst, aunque la pelota nunca ingresó, algo que los británicos admitirían recién en 1995 tras un estudio de la Universidad de Oxford”, relata López Romera: “Árbitros teledirigidos, la tecnología al servicio del arbitraje”, resume.

Precisamente, en un artículo de febrero de 1999 en el diario Marca ya se hablaba de “Árbitros Teledirigidos” (la tecnología llama a la puerta del arbitraje) y se dice que la FIFA “va en sentido contrario y habla de colocar dos árbitros en el campo de juego y se habla de ‘anulación de errores en los goles fantasma o en los offsides’ pero no se pone límite sobre cualquier otra zona del campo” con cámaras de TV, sensores en la línea de gol e intercomunicación entre árbitros y especialistas que vean lo que sucede en el campo de juego” como ya hacían la NHL (la Liga Estadounidense de Hockey sobre Hielo), la NFL (Liga de Fútbol Estadounidense) o los torneos de tenis que no se juegan en polvo de ladrillo. Un árbitro en actividad ya se preguntaba quién manejaría los videos, cómo se aguantarían tanto tiempo perdido en los partidos. “¿Se tiene la certeza absoluta de que todo va a mejorar o se incrementará la polémica?”.

Fue allí que se mencionó a la empresa de López Romera, “Micro-Ear Sport” que quería implementar un intercomunicador, el “Micro EAR VHF”, que pondría en contacto al cuarto árbitro (con un monitor al que lleguen las imágenes de todas las cámaras de TV instaladas en un campo desde una unidad móvil, y un magnetoscopio).

Tras probarlo en el Centro de Alto rendimiento de la Ciudad Universitaria de Madrid ante los medios de comunicación, García Aranda – jefe del departamento de Arbitraje FIFA (2003-2010), jefe de Arbitraje Mundial 2002, y director de la Escuela Nacional de Árbitros de la RFEF (2001-03)- sostuvo que “sería de gran ayuda probar el sistema en partidos amistosos”.

“Vio a Luis Enrique en los entrenamientos de la selección española usando lo que yo inicié en 1998 para dar indicaciones a los jugadores desde fuera del campo”, se jacta López Romera, quien aparece contando en un video de la época en qué consiste el sistema, aunque García Aranda no parece fiarse y sostenía en la misma grabación que no se veía explicando esto a la gente en los estadios y que los hinchas “quieren ganar de forma justo o injusta y no buscan la explicación del árbitro en cada jugada”.

Ya para el Mundial de Francia 1998 se hicieron pruebas en el campo de la RFEF con aparatos electrónicos novedosos, parecidos al sistema digital, y también lo implementaron selecciones como las de Holanda e Inglaterra. Y para 2006, los contactos con García Aranda ya fueron continuos y por correo electrónico, aunque el entonces funcionario de la FIFA no se percató que estaba utilizando su dirección oficial, Jose-maria.garcia-aranda@fifa.org. “En ese intercambio, le envié información confidencial que utilizó en su beneficio y ni siquiera me dio las gracias”, se lamenta López Romera. “En el Mundial 2006 estuve marcando muy de cerca la actividad de los jueces y la conexiones con los cuartos árbitros y hasta hablamos mucho con Elizondo, que terminó expulsando a Zidane gracias al monitor. Si el árbitro es el único que podía decidir, ¿por qué se expulsó a Zidane si no vio la jugada? Yo ya llevaba seis años con el proyecto y en una final, a través de un medio cerrado, tomaron una determinación fuera de la legalidad. No había nada externo que pudiera modificar la decisión del árbitro”.

“Le escribí al ex presidente de la FIFA, Joseph Blatter, y todo fue escondido, todo opaco. Todo lo manejó Ángel María Villar, el presidente de la Federación Española, y vicepresidente de la UEFA y de la FIFA, del que García Aranda era su mano derecha, y que fue la cabeza visible de arbitraje cuando el presidente se vio implicado en cuestiones judiciales. El último correo que García Aranda me envió dice que la International Football Asssociation Board IFAB haría las presentaciones y entonces me pidió todo tipo de equipos y documentos y se los mandé con el logro de mi empresa y él me pidió que sacara los de FIFA y UEFA”, recuerda López Romera.

Otro de los puntos que López Romera sostiene que fue tomado por la Federación Española y la FIFA es el del VOR, que en aquellos primeros años del siglo, entre 2006 y 2007 se lo llamó “Centro de Control Análisis de Imágenes del Juego”. “La idea era que en la cabina se estudiaran imágenes por personal cualificado con una carrera universitaria de cuatro a cinco años”.

López Romera gastó “un dineral” con su seguimiento a estadios o torneos Mundiales para observar de cerca qué se hacía con los arbitrajes y la tecnología. “Me las arreglaba para entrar a los salones con colaboradores”, cuenta. Tampoco escatimó recursos para verificar su sistema con ingenieros en informática. “Ellos creían en la FIFA que yo tenía una patente por veinte años y especulando con eso, todos los cambios los hicieron para Rusia 2018, pero yo lo tengo en el Registro de Propiedad Intelectual, que es para toda la vida y hasta otros 70 años más para un heredero, por lo que dispongo de todo ese tiempo para comercializar el producto”.

Si bien López Romea no puede precisar la cifra exacta de la demanda a la RFEF y a la FIFA “que actuaron en forma engañosa y consiguieron hacerse con el proyecto completo que ahora implantan como ‘idea original’ sin hacerse cargo de los posibles daños y perjuicios causados y plagiando la idea”, como sostiene el punto cuatro de la demanda presentada al Juzgado de Primera Instancia de Majadahonda, en la provincia de Madrid, calcula que rondará los 300 millones de euros.

“La FIFA vendió licencias y lucró con eso. Por ejemplo, me vino a ver el ex secretario de Deportes español, Miguel Cardenal, hoy mano derecha del dueño de Mediapro, Jaume Roures, y se fue muy preocupado porque se dieron cuenta de que corrían el riesgo de usar algo que no habían pagado. Una manada de elefantes puede pisar a una hormiga pero la hormiga sabe esconderse. Yo me recorrí todos los bufetes de abogados”, advierte, y devela que tras el Mundial de Rusia “metí una querella criminal por el plagio de mi idea y la causa fue a un juzgado que se declaró incompetente y la pelota pasaba de unos a otros hasta que pasaron tres años y medio”.

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