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El secreto del regreso del gran ídolo Federer, quien vuelve por Wimbledon
Federer Aseguró que, al borde de los 40, sigue sin plantearse el retiro, el verdadero secreto del regreso del ídolo suizo en Wimbledon.
Hay un momento, enero de 2020 en el Abierto de Australia, que explica buena parte de las razones que llevan a Roger Federer a seguir en el tenis al borde de los 40 años. Había ganado en los octavos de final un partido épico que debió perder, pero que como tantas otras veces asombrosamente resolvió a su favor. Feliz y agotado, caminó por las catacumbas del estadio Rod Laver hasta encontrarse con una persona muy importante para él. El abrazo parecía eterno, pero cuando al fin terminó, Mirka Vavrinec le hizo un pedido a Roger Federer: “Hagámonos una selfie”.
En aquella foto con su esposa se lee el mismo mensaje que dejó este domingo Federer en Doha, el torneo que marcará su regreso tras 14 meses ausente del circuito: “Siento que esta historia no se terminó aún”.
Es lo mismo que le había dicho a Rod Laver, gloria del tenis de todos los tiempos, dos años atrás. El australiano reprodujo para Infobae su charla con el suizo, que no juega oficialmente desde que el serbio Novak Djokovic lo derrotara en las semifinales del Abierto de Australia 2020.
“He tenido recientemente una conversación con Roger. Y me dijo esto: ‘Me siento bien, tengo buenos entrenadores que conocen mi cuerpo y lo que puedo dar. Siento que si logro instalarme en el nivel adecuado voy a jugar al tenis hasta que tenga 40. Suena lejano, pero el año que viene tendré 39. ¡El año que viene! No estoy muy lejos de jugar hasta los 40, es solo una temporada más después de la próxima’”.
“Sí”, se entusiasmó Laver. “¡Quiere seguir jugando! Y no es una mala idea, ¿no?”.
Aquel “año que viene” llegó, pero ese 2020, con la pandemia del COVID-19 y la lesión de rodilla del suizo modificó los planes. El 8 de agosto cumplirá 40 y quiere seguir jugando, pero… ¿hasta cuándo?
Es una pregunta inevitable que Federer jamás responde con claridad, porque no él mismo lo sabe, aunque esta vez, durante un encuentro virtual desde Doha con un grupo de periodistas, fue más lejos de lo que había ido hasta ahora: seguir en el circuito en 2022 es una posibilidad. La historia no tiene por qué terminarse este año.
“Disfruto de estar en el circuito, veremos ahora cuánto con burbujas, cuarentenas, testeos. Pero una de las razones de volver es la de jugar contra los mejores jugadores, ganar los grandes torneos, estar en la conversación. Espero jugar el suficiente tiempo para volver a ver tribunas llenas”.
Volver a ver tribunas llenas en el tenis es algo que no se dará este año, pero sí podría suceder en 2022. Así, Federer celebrará sus 40 este año como tenista en activo, y probablemente los 41 el año próximo también. Es una buena noticia para el tenis, que tras más de dos décadas con el suizo en acción ya casi no recuerda lo que es vivir sin Federer. Y un aviso para Djokovic y Rafael Nadal: su rival sigue en la carrera por ser el dueño de la mayor cantidad de títulos de Grand Slam. Hoy tiene 20, los mismos que Nadal, pero Djokovic, con 18, se acerca cada vez más.
Tras dos operaciones de rodilla, Federer regresará esta semana en Doha y verá, en función de cómo se siente, si juega en Dubai. El calendario del resto del año, incluyendo la temporada de arcilla, es un tanto difuso, aunque hay un torneo marcado con resaltador: Wimbledon. Si hay un Grand Slam en el que Federer cree que puede saltar al casillero 21, ese es el londinense. Pero sería un error pensar que Federer solo tiene tenis en su cabeza, creer que las operaciones de rodilla son solo para sentirse bien en el rectángulo.
“La cosa fue simple, no me siento bien con mi rodilla, me dije. No me gusta, quiero cambiar esto (…). Pero yo quería encarar esta rehabilitación para mi vida, más allá de los torneos. Quiero esquiar, jugar al fútbol con mis hijos, al basquet”.
Las hijas mayores de Federer, Myla y Charlene, están por cumplir 12 años. Leo y Lenny, siete. Los cuatro son ya perfectamente conscientes de quién es su padre y de qué está haciendo. Este último año, sin viajes ni torneos, todos juntos en casa, sirvió también para eso. Un año en el que en la casa de los Federer se habló de muchas cosas. Con la misma pregunta que se hacen los fans revoloteando de tanto en tanto en la conversación.
“En un año siempre vas a tener conversaciones con tu familia y tu equipo acerca de cómo sigue esto. Después de la exhibición ‘Match for Africa” en Ciudad del Cabo me propuse hacer las cosas rápido y estar listo para Wimbledon. No esperaba que (la ausencia) durara tanto. Y claro que me golpeó tener que operarme por segunda vez, y ese es el momento en el que te cuestionas todo. Wimbledon cancelado, la pandemia golpeando fuerte y la incertidumbre.
El retiro nunca estuvo sobre la mesa, fue más una conversación a partir de la pregunta de si la rodilla me seguiría molestando por meses y meses”.
En ese tiempo en casa, Federer no se desconectó del tenis. Como miembro del Consejo de Jugadores estuvo fuertemente involucrado en los detalles de cómo reiniciar el circuito a partir de julio, y como hombre que ama al tenis estuvo conectado en todo momento con lo que pasaba dentro de las canchas:
“No vi todos los partidos, pero sí muchos highlights, me interesa saber que pasa, busco resultados cada hora todos los días, incluso del dobles. Disfruto del deporte. Si no lo hago así sé que es falso, que ese no soy yo”.
No, no sería él. Federer no gobierna en el circuito, pero es una especie de rey en los hechos, atento hasta al más mínimo detalle: “Ver a Dominic (Thiem) en el US Open ganando su primer Grand Slam en circunstancias tan extrañas, sin público, me rompió el corazón”.
Pero el tema esta semana no es Djokovic, no es Nadal, no es Thiem. Es él. ¿Qué se puede esperar de Federer tras 14 meses sin partidos oficiales? El suizo es prudentemente optimista.
“Ahora quiero ver cómo me va en los partido oficiales tras haber entrenado mucho. Me sorprendí de lo bien que jugué en los entrenamientos, pero los partidos son otra cosa. Aunque también es cierto que para mí todo va en cierto modo a comenzar con el césped”.
“Extraño el circuito, a mi segunda familia. Vamos a ver cómo me va, cuanto más tiempo puedo seguir haciendo esto, y después hay factores de la vida privada, claro. Tomé la decisión con mi equipo de no apresurarse en el regreso, de volver sin dolores”.
Federer no puede darse el lujo de regresar a media máquina. Apunta a “jugar muy poco, pero jugar muy bien”, porque al fin y al cabo, grafica, para él el tenis es “como andar en bicicleta”. Nunca se le olvida.
“Novak otra vez ganó Australia, Rafa en el Abierto de Francia… Parecen estar en su mejor nivel, lo que es muy bueno para el tenis. Mi preocupación es mi juego, mi forma física. En su momento yo busqué superar la cifra de 14 títulos de Grand Slam de Pete Sampras. Y ahora yo soy para ellos la barra de medida, como Sampras lo fue para mí. Así que estoy en una situación diferente. Pero los récords están para ser quebrados, los dos son de otro mundo, lo sabemos. Y los tres, al final de todo esto, vamos a querer irnos sin lamentarnos de nada, sabiendo que lo dimos todo”.
Este lunes habrá un récord que Federer perderá a manos de Djokovic, el de semanas como número uno: el suizo suma 310, pero el serbio acumulará 311 esta semana. Y seguirá sumando. Federer se lo toma con filosofía: “Novak me hizo mejor jugador”.
¿Hay algo que lo preocupe en este regreso? “Si algo me preocupa es la rodilla, tuve dos cirugías, nunca me pasó algo así. Los próximos tres, cinco meses van a ser interesantes. Voy a buscar respuestas, pero la gran pregunta es si la rodilla resistirá. Tengo confianza en que sí, de otra manera no estaría aquí en Doha. Y en el tenis vivimos ahora en una burbuja aquí, del hotel al club. Va a ser interesante también para mí ver esto en los próximos meses”.
Federer es consciente de que sus rivales lo respetan mucho, pero no le perdonarán nada. “Cuando vuelves de una lesión el mayor desafío es confiar en las capacidades de tu cuerpo. Tus rivales se dan cuenta de si no te sientes al cien por ciento. Y en la cancha no hay tiempo para pensar, hay que actuar. Lo bueno es que cuando me despierto en las mañanas no me siento roto, me siento completamente normal. Puedo jugar cinco días seguidos por dos horas y media, y eso es algo que no esperaba hacer a esta altura del año”.
La clave, añade, es volver a conocerse, a entender qué siente y qué puede ofrecer su cuerpo. “No me conozco a mí mismo aún. Tengo que pasar Doha, ver Dubai, entrenar por un mes más y ver qué hago con la temporada de arcilla. Ahí voy a tener mucha más información”.
¿Y mientras tanto? “Las cosas van muy velozmente cuando tienes cuatro hijos. Estoy ocupado, en un buen sentido”.
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