La lava fluye por las tres coladas del volcán de Cumbre Vieja, en la isla española de La Palma, sin que ninguno de los datos que manejan los científicos haga presagiar el final de la erupción ni a corto ni a medio plazo.
El volcán lanza un penacho de gases a 3.000 metros de altura con cantidades elevadas de dióxido de azufre, 17.774 toneladas diarias, y esa medida tendría que bajar hasta 100 para pensar en un posible fin de la erupción, confirmó este miércoles la vocera del comité científico del Plan de emergencia volcánica de Canarias (Pevolca), María José Blanco.
Otros expertos habían señalado anteriormente que la erupción del volcán, algo no visto en esta isla del archipiélago atlántico de Canarias en medio siglo, podría durar semanas o meses.
En las últimas horas se han contabilizado cerca de 20 seísmos, el más intenso en el municipio de Mazo, a 36 kilómetros de profundidad, con una magnitud de 4,4, el de mayor envergadura de los registrados desde el inicio del enjambre sísmico que precedió a la erupción del volcán.
Mientras tanto, la lava cubre ya 640,27 hectáreas, 27,94 más que la víspera, y se ha ensanchado hasta un máximo de 1.770 metros, 250 metros más.
De acuerdo con la información de los satélites de Copernicus, hay 1.541 edificaciones o construcciones afectadas, de ellas 1.408 destruidas.
La erupción ha obligado hasta ahora la evacuación de 6.400 personas, 5.700 en la primera fase de la erupción, de los que unos 6.000 son residentes y 400 turistas que fueron trasladados a Tenerife.
Con respecto a la calidad del aire, en las últimas horas los parámetros están dentro de los umbrales normales, salvo un “pequeño pico” puntual de dióxido de azufre que enseguida remitió, y el aeropuerto de la isla, como los de toda Canarias, está plenamente operativo.
Desde el Pevolca se insiste en que la erupción volcánica afecta solamente al 8 por ciento de la superficie de La Palma, de manera que el resto de la isla es completamente segura y se pueden desarrollar actividades turísticas con normalidad.
Miguel Ángel Morcuende subrayó que la estabilidad geológica del edificio insular es “absoluta” y que el pescado tiene la misma calidad de siempre.
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