Tres latas por cliente.
Según Datasembly, una empresa de análisis de datos, en todo el país el 40% de las grandes tiendas están sin existencias, frente al 31% de mediados de abril. Más de la mitad de los estados de Estados Unidos registran tasas de falta de existencias de entre el 40% y el 50%, de acuerdo con Datasembly, que recoge datos de 11.000 establecimientos.
La fórmula láctea es particularmente vulnerable a desabastos porque sólo un puñado de empresas proveen casi todos los suministros de Estados Unidos.
Ejecutivos del sector señalan que la reducción en el abastecimiento comenzó el año pasado, cuando la pandemia del COVID-19 provocó alteraciones en el suministro de los ingredientes, en la fuerza laboral y en el transporte. Los suministros se redujeron más cuando los padres acumularon reservas durante las cuarentenas.
Después, en febrero, Abbott retiró varias marcas importantes y cerró su fábrica en Sturgis, Michigan, debido a que funcionarios federales concluyeron que cuatro bebés sufrieron infecciones bacterianas después de consumir fórmula de la instalación. Dos de los infantes murieron.
Cuando inspectores de la FDA visitaron la planta en marzo, hallaron protocolos de inocuidad laxos y rastros de la bacteria en varias superficies. Sin embargo, ninguna de las cepas bacterianas igualaron a las tomadas de los infantes y la FDA no ha explicado cómo ocurrió la contaminación.
Por su parte, Abbott dice que su fórmula “probablemente no sea la fuente de infección”, aunque la FDA señaló que la investigación continúa.
La escasez es particularmente peligrosa para los infantes que requieren fórmulas especiales debido a alergias alimentarias, problemas digestivos y otros padecimientos.
“Desafortunadamente, muchas de esas fórmulas muy especializadas sólo se producen en Estados Unidos en la fábrica que tuvo el retiro y eso ha causado un enorme problema para un número relativamente pequeño de infantes”, indicó Abrams.
Después de escuchar las inquietudes de los padres, la FDA dijo el mes pasado que Abbott podía comenzar a proveer algunas fórmulas especiales no afectadas por los retiros “en casos individuales”. La empresa las ofrece sin costo, en coordinación con médicos y hospitales.
Los defensores de la inocuidad alimentaria indicaron que la FDA tomó la decisión correcta al liberar la fórmula, pero que los padres deberían hablar con sus pediatras antes de usarla.
“Todavía hay algo de riesgo en la fórmula porque sabemos que hay problemas en la planta y la FDA no ha identificado un origen”, dijo Sarah Sorscher, del Centro para la Ciencia en el Interés Público. “Pero vale la pena liberarla porque estos infantes podrían morir sin ella”.
No está claro cuándo reabrirá la planta de Abbott.
Una vocera de la FDA indicó que la empresa todavía trabaja para “rectificar los hallazgos relacionados con los procesos, procedimientos y condiciones”. La agencia también trabaja con otros productores para considerar opciones para aumentar la producción.
Profesionales de la industria señalan que será complicado aumentar rápidamente el abastecimiento porque la FDA requiere hacer extensas y costosas pruebas, etiquetar e inspeccionar.
“Es un proceso largo y riguroso traer productores nuevos a este país”, dijo Ron Belldegrun, cofundador de ByHeart, un productor de fórmula basado en Nueva York que recientemente lanzó su primer producto tras cuatro años de desarrollo.
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