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La periodista china encarcelada por investigar el origen del COVID en Wuhan fue nominada para un premio a la libertad de prensa

Reporteros Sin Fronteras dijo que Zhang Zhang desafió las “amenazas constantes de las autoridades” para transmitir en vivo sus informes desde las calles y hospitales de la ciudad donde comenzó la pandemia. De qué la acusa el régimen de Xi Jinping

Zhang Zhan, una “periodista ciudadana” china encarcelada por haber grabado cómo se aplicaba el confinamiento en Wuhan, la primera ciudad del mundo en la que se detectaron casos de coronavirus, fue nominada para un premio a la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF) por su valentía, en medio de crecientes reclamos por su liberación.

Esta ex abogada de 38 años de Shanghái se declaró en huelga de hambre tras ser condenada a finales de 2020 por “provocar disturbios del orden público”, un delito al que la justicia china recurre a menudo contra opositores políticos. Desde hace meses, ha sido alimentada a la fuerza con tubos nasales.

En febrero de 2020, Zhang acudió a Wuhan, en el centro de China, para narrar la situación días después de que se aplicara un estricto confinamiento en esta metrópolis de 11 millones de habitantes.

Las imágenes de pacientes acogidos en un abarrotado pasillo de un hospital fueron de las escasas informaciones difundidas en aquellos días de las condiciones sanitarias en la ciudad.

En su nominación el lunes, RSF dijo que Zhang había resistido “amenazas constantes de las autoridades” para transmitir en vivo sus informes de video desde las calles y hospitales de Wuhan y mostrar el acoso al que fueron sometidas las familias de los pacientes con Covid-19.

“Ampliamente compartido en las redes sociales, sus informes fueron una de las principales fuentes de información independiente sobre la situación de salud en Wuhan en ese momento”, dijo.

La nominación de RSF tomó nota de las afirmaciones hechas por el abogado de Zhang en los días posteriores a su condena de que la habían encadenado en su celda y la habían alimentado a la fuerza.

“Actualmente existe una gran preocupación de que pueda ser sometida a más torturas y malos tratos”, dijo RSF.

El jefe de la Oficina de RSF en Asia Oriental, Cédric Alviani, dijo al diario The Guardian que Zhang era un símbolo del periodismo en China bajo la creciente opresión del gobierno y las restricciones regulatorias.

“Zhang Zhan representa la esperanza del pueblo chino de que algunos sigan haciendo periodismo”, dijo Alviani. “Que vayan donde pasa algo y sigan informando. El pueblo chino, como todas las personas en la Tierra, anhela información sobre lo que sucede a su alrededor».

RSF fue una de las ONG que pidieron la liberación inmediata de Zhang. Alviani dijo que la condena debería retirarse, pero que al menos, dadas las preocupaciones de salud inmediatas, debería ser liberada por motivos humanitarios.

“El régimen chino nunca debería haberla juzgado”, dijo la organización. “Debería ser celebrada como una heroína: arriesgó su vida yendo a Wuhan en un momento en el que nadie sabía realmente lo que estaba pasando”.

Zhang fue nominada para el premio a la valentía, uno de los tres premios de libertad de prensa, junto con Kay Zon Nway, una periodista de Myanmar que fue encarcelada durante 124 días después de ser arrestada en febrero mientras transmitía en vivo una protesta contra el golpe; Patricia Devlin, quien ha enfrentado amenazas personales mientras informaba sobre el crimen organizado y las actividades paramilitares en Irlanda del Norte; y el semanario nicaragüense Confidencial, que ha sido repetidamente allanado y sus periodistas atacados por las autoridades del régimen de Daniel Ortega.

“Estos hombres, mujeres y medios de comunicación luchan con valentía y determinación contra fuerzas convergentes que socavan la independencia periodística”, dijo el secretario general de RSF, Christophe Deloire. “Los premios RSF son un homenaje y sobre todo un apoyo para todos aquellos que encarnan los ideales del periodismo”.

A punto de morir

Según advirtió la semana pasada su hermano Zhang Ju en Twitter, Zhang está seriamente delgada y “puede que no sobreviva el invierno”.

“Parece que para ella ya solo cuenta Dios y las verdades en las que cree”, añadió el hermano.

El jueves pasado, Amnistía Internacional pidió la liberación inmediata de Zhang para que “termine su huelga de hambre y reciba el tratamiento que necesita desesperadamente”.

Uno de los abogados de la periodista, que pidió anonimato, señaló que la familia pidió hace tres semanas poder visitarla en la prisión de mujeres de Shanghái, pero no recibió respuesta.

Sus representantes no disponen por tanto de información sobre el estado actual de Zhang.

Cuestionado sobre este tema la semana pasada, el ministerio chino de Relaciones Exteriores tampoco dio detalles sobre el estado de salud de la detenida.

Uno de sus portavoces, Wang Wenbin, garantizó que “China es un estado de derecho”.

“Cualquier persona que incumpla la ley, debe ser castigada”, dijo, ante la prensa, considerando que los llamamientos a la liberación de Zhang Zhan eran “una manipulación política antichina”.

Además de Zhang Zhan, al menos otros tres periodistas independientes (Chen Qiushi, Fang Bin y Li Zehua) están detenidos tras haber cubierto la crisis epidémica en Wuhan.

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